YOGUICUENTO: ERES UN LEÓN
Había una vez un león que le encantaba comerse las uñas. Esto le creaba grandes problemas. Los leones de su manada se burlaban de él, y le decían que no podía cazar ni escalar con sus uñas de mariposa… “las mariposas no tienen uñas”, les contestaba indiferente, mientras caminaba para otro lado, “tienen alas”.
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Pero por dentro no le gustaba y se sentía solo. Esto lo ponía más nervioso y se comía aún más intensamente las uñas, a veces le llegaban a sangrar.
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Un día caminaba por el bosque solitario cuando al cruzar un arroyo escuchó una fina voz que venía desde abajo. Era una ranita que cantaba:
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Un día caminaba por el bosque solitario cuando al cruzar un arroyo escuchó una fina voz que venía desde abajo. Era una ranita que cantaba:
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. “Eres un LEÓN, un RUGIR . Recuerda que la fuerza del León está dentro de ti”
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El león miró cuando la ranita saltó al fondo del arroyo profundizándose entre los musgos. Y el león pensó: “hace tanto tiempo que no rujo que ya casi lo olvidé!”
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Su cuerpo se estremeció, y rápidamente corrió a un claro en lo profundo del bosque. Siempre que estaba triste iba ahí para escuchar el silencio. Pero esta vez fue con otra intención. Rugió y rugió sin parar, día y noche, noche y día. Feliz estaba de reencontrarse con su poder y fuerza.
. “Eres un LEÓN, un RUGIR . Recuerda que la fuerza del León está dentro de ti”
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El león miró cuando la ranita saltó al fondo del arroyo profundizándose entre los musgos. Y el león pensó: “hace tanto tiempo que no rujo que ya casi lo olvidé!”
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Su cuerpo se estremeció, y rápidamente corrió a un claro en lo profundo del bosque. Siempre que estaba triste iba ahí para escuchar el silencio. Pero esta vez fue con otra intención. Rugió y rugió sin parar, día y noche, noche y día. Feliz estaba de reencontrarse con su poder y fuerza.
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El rugido venía desde lo más profundo de su ser. Cada vez más potente, más penetrante y más intenso. De repente abrió los ojos, y todos los leones lo estaban escuchando con mucho respeto.
Este relato nos invita a vivir con CORAJE y a encontrar nuestro RUGIDO más PROFUNDO.
Además, es un Cuento ideal para introducir a los peques a la práctica de la respiración consciente, mientras hacemos la postura del león.
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Las indicaciones serían tomar aire por la nariz y botarlo por la boca, haciendo un rugido como un león. Este pranayama purifica y canaliza la energía en grandes y chicos.
Y TÚ, ¿DESDE CUANDO NO RUGES?
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